Thursday, May 29, 2014

Bloody music

“Es cuestión de oferta y demanda, esto es lo que quieren que haga, esto es lo que quieren escuchar, por lo tanto, haremos cosas como estas, porque es fantástico y porque me adoran.
Pudiera ser el fin de muchos artistas que graban discos, porque de repente te ofrecen mucho dinero, te acostumbras a un estilo de vida y no quieres tomar riesgos, porque te tienen agarrado
de los testículos. No quieres tomar riesgos porque tienes un bagaje que llevas a todas partes,
del que no te quieres deshacer, son cosas que has comprado o que te son indispensables, a la vez que empiezas a gastar dinero, así es como te atrapan”.

Estas palabras pronunciaba en una entrevista, agotado y hastiado, Thom Yorke. Estos momentos fueron retratados en el documental Meeting People Is Easy (http://youtu.be/tOaGFk-s__M), realizado por Grant Gree durante la gira promocional de Ok Computer, el disco que lanzó por los aires la fama del conjunto inglés Radiohead. Todo el documental está planteado sobre la cuasi explotación y saturación de los músicos, amenazados hasta la médula por el éxito mediático que cosecharon con su propio disco.
Son interesantes las palabras de Yorke, ya que hacen notar que ellos son conscientes de la situación en la que se encuentran frente a la industria musical.
Luego de la entrevista de Yorke, se escucha de fondo otra entrevista, a Jonny Greenwood, guitarrista y multinstrumentista de la banda.

J: Vamos a descansar seis meses después de la gira, porque la prensa nos ha dado demasiada publicidad, y eso nos avergüenza. Así somos los ingleses.
También habrá una reacción antagónica. Si creen en el bombo publicitario, también deben creer en las críticas. Las críticas que nos han hecho son por cosas que nosotros siempre nos hemos criticado. Uno puede leer una crítica adversa y cientos de críticas favorables. Esa mala crítica siempre nos parece tener más sentido.
P: ¿Crees que eso se refleja en tu personalidad?
J: Lo dudo. Eso lo debes decidir tú por ser el periodista.
P: Buena respuesta”.

La relación del músico con su público siempre fue diferente y personal. En siglos anteriores, el músico dependía de la nobleza o de la Iglesia para garantizar su supervivencia. Hoy en día, depende en gran medida de la industria musical.


Producido por la BBC, Sacred Music es un valioso registro de la historia de la música coral. En el capítulo dedicado a los compositores minimalistas del siglo XX,  Simon Russell Beale logra entrevistar a Arvo Pärt, un tímido y reticente compositor de Estonia que hoy constituye un referente de la música contemporánea. Pärt dice “Un compositor vive en otro mundo, mirando dentro suyo. Y desde su interior contempla lo que sucede en el exterior. Pero mayoritariamente, mira lo que hay dentro de su alma” (...) “No quiero ofender a mis oyentes, pero no tengo nada que decirles. Llevo un diálogo secreto conmigo mismo, pero no con mi audiencia”.

El enfoque de Pärt, si bien es diferente al de Radiohead, perfila una cierta autonomía del artista frente al público. Tal vez, una sana posición donde el artista contempla su propia existencia en busca de la independencia y de respuestas íntimas. Aunque no lo parezca, esta postura resulta, no egoísta, si no más bien intimista, porque ignorar al público resultaría solamente la parte superficial de la cuestión; finalmente, el oyente puede contemplar el alma misma del compositor tal como si fuera una gema valiosa que ha pasado años escondida en la naturaleza esperando su descubrimiento.
La música de Arvo Pärt es una de las más solicitadas hoy en día por el mercado cinematográfica. Piezas como Spiegel im Spiegel (http://youtu.be/TA0U22ZMVR0) o Tabula Rasa (http://youtu.be/f-J8LNcZgTA) han sido utilizadas en más de diez films diferentes.
Pareciese ser que hay algo en la supuesta sencillez de la música de Pärt que hace mella en lo profundo de la audiencia. Una vez más hay un interés en el arte que repercute directamente en el humor de los seres humanos.

Volviendo a la condición del músico como intérprete y como producto de consumo, resulta muy interesante ver el documental que Stéphanie Argerich realizó sobre su madre, Martha. Argentina, y dueña de un talento descomunal, Martha Argerich siempre ha mencionado su predilección por tocar música de cámara. Pareciese que la soledad que el músico sufre arriba de un escenario se vuelve intolerable sin nadie cerca con quién compartir la interpretación.
En una secuencia memorable, podemos ver a Martha, con sus más de setenta años, renegando y negándose a dar un concierto, presa de los nervios. Finalmente, accede a entrar y dar el concierto ante una sala repleta, pero lo que sorprende, es aquello que uno piensa que una artista como Argerich ya tendría saldado hace décadas. Pero no, los nervios siempre están y el músico resulta presa de su arte, y puede terminar esclavizado por el público. 

Tanto una banda de rock, como un compositor o como una pianista, todos ellos tienen una relación diferente con su público, pero lo que todos tienen en común es que si cuesta tanto ser sincero y genuino en el arte, ser innovador con dice Yorke, es porque el arte revela la verdadera esencia de cada persona, y porque al menor descuido, tanto la originalidad como la hipocresía pueden encuentran su propio lugar en el arte.
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