Saturday, January 30, 2016

Pop para divertirse

Hay veces que uno se encuentra frente a la computadora, y en un ataque sorpresivo de inspiración y voluntad comienza a escribir extensas líneas sobre algún tópico u otro. A veces también, se comienza a escribir una historia sin saber bien donde se terminará. ¿Qué será esta vez? ¿un cuento?¿un guion? Mejor dejar que la incertidumbre nos gane este pulso.
En el rubro del blog se convive constantemente con la disyuntiva de cómo encarar el diálogo interior, ese que nos lleva a comunicar y transmitir ideas que luego interpretarán los lectores. ¿Debo quebrar la cuarta pared y hablar sin tapujos a los personajes digitales que se encuentran del otro lado?
De manera cobarde, no me atrevo a zanjar el asunto (con una leve esperanza de poder dejar abierta una ventana para un nuevo post) y continúo.


Lo que a continuación se presenta es uno de esos tradicionales escritos de recomendaciones. Fruto del trabajo de recopilación de material que circula por las redes sociales, y que al comienzo aparecen como figuras aisladas, pero después con el transcurrir del tiempo encontrar como relacionar esos materiales con otros. Así es como se dilucida muchas veces que en el mundo, hay personas que pueden tener las mismas inquietudes que nosotros y así sopesar un poco la distancia física que nos separa.

Navegando en twitter, entre comentarios y memes mordaces sobre la conformación de gobierno de España, me encuentro con este agudo artículo de Barbijaputa. Para quienes no la conocen, esta adalid anónima siempre encara aquellos temas que son ignorados conscientemente por gran parte del mundo periodístico, los objetos de consumo de las masas y su relación inmediata con las cuestiones de género que tanto aquejan a este vetusto mundo, y también, el constante bombardeo de símbolos representativos de la cultura patriarcal, que hoy en día comienza a ser rebatida y cuestionada, pero sin que exista una gran resistencia por gran parte de la población a hablar del tema o siquiera reconocerlo.


Siguiendo la línea del anterior artículo, podemos adentrarnos en el mundo de las letras y la música de las canciones que habitan en los grandes medios.
Aldo Narejo, músico y psicólogo, encontró una forma muy accesible para sacar a la luz el contenido, no sólo lírico si no musical, de las canciones más famosas del circuito comercial de la música. Es interesante percatarse de que un mensaje tan semánticamente sencillo, puede ser pasado por alto por la mayoría de los oyentes. No he visto nunca a nadie levantarse en un colectivo y pedirle al chofer que cambie de radio porque el contenido de una canción de los 40 principales contenga material ofensivo.


En el video sobre las heroínas en las películas de animación, expuesto por Collin Stokes en el marco de una charla TED, podemos ver como también la simbología patriarcal se encuentra en el mercado audiovisual y cómo existen diferentes ofertas para mirar películas que no representen los valores tradicionales del patriarcado. Siempre que se esté dispuesto a ver con un poco más de crítica y atención se encuentran títulos que refuerzan otro tipo de roles para la mujer y el hombre y no calcan aquellos que hoy tratamos de sofocar. Al igual que en el análisis de Barbijaputa sobre las ofertas de juguetes de roles en las jugueterías, podemos ver que las diversificación existe, solo hay que buscarla con un poco más de paciencia y con más juicio. Aquí lo importante no es abrazar una ideología por moda o por lo que sea, la cuestión es mucho más simple. Consiste en transmitir valores que sean edificantes para una sociedad donde exista de verdad la igualdad de posibilidades sin importar el género, la inclinación sexual ni la procedencia de las personas.  Una sociedad con menos prejuicios y con más igualdad. Sonará utópico, pero el sólo hecho de pensar una sociedad y un mundo sin tantos precintos, prejucios y cinismo, nos puede volver más tolerantes.
Licencia de Creative Commons
Este obra está bajo una licencia de Creative Commons Reconocimiento-NoComercial-CompartirIgual 4.0 Internacional.

Saturday, January 23, 2016

Los Años Dorados I

Las formulas se agotan rápidamente. El mundo nunca se sintió tan viejo ni tan vertiginoso con cada nueva respiración. Por eso, conservar el estatus de una figura actual, alguien que siempre se muestra fresco y renovado puede parecer una utopía. Más, si a lo que nos referimos es a las altas esferas del pop comercial internacional.

Cada nuevo año que pasa los ídolos del pop mediático mutan, cambian, se remplazan entre ellos a la manera de una carrera de postas. Aunque ellos no lo quieran, envejecen y con ellos su popularidad tambalea. Aunque todos así lo quisiesen, David Bowie y muy pocos artistas han podido conservar su título según el pasar de los años.

Si vemos los años en perspectiva tampoco notaremos muchos cambios de estilo ya que el género no resiste un examen detallado desde el análisis musical. Lo que sí cambia es la estética de los videos, las reivindicaciones de las letras (qué sector marginado será representado por algunos) y como siempre, abundarán las canciones de amor y desamor. Mejor sólo que mal acompañado, pero mejor que sobre y que no falte el nuevo maquille.
Aquí hay que hacer una distinción, y aclarar que no toda música pop es preocupante por su reiteratividad y hay muchos artistas que apuestan a la creatividad y a la innovación dentro del género. Pero este no es el caso de la música pop del más alto estatus comercial, esa que en invade los espacios públicos, que nos acompaña a casa en los transportes públicos y que escuchamos cuando estamos comprando en los supermercados, por solo mencionar algunos ejemplos.

El 2015 y el actual 2016 la atención mediática quedó signada por la salida de dos álbumes, los nuevos materiales de Justin Bieber y de Adele.
Es en el ídolo canadiense donde se registra una tendencia, la de interpretar canciones realizadas por otras agrupaciones de artistas, a la manera de un encargo. Así suele suceder en el ámbito de la música clásica donde los solistas más aclamados de cada momento suelen encargar composiciones originales para su instrumento a los compositores en boga.
En el ámbito pop estaba establecido este rol en la figura del productor. Muchos de ellos se encargan de escribir, o arreglar los bocetos de las canciones que luego saldrán en los discos de los artistas.
No es este el caso de Justin Tranter y Julia Michaels. Ellos han establecido una nueva pauta, donde su rol como creadores es visible y no ocultado por la industria (no vaya a ser que la etiqueta del Cantante Pop decaiga en Intérprete Pop). Tranter, quién posee su propia banda ha establecido una sociedad artística con Michaels y juntos han sabido renovar el repertorio de Selena Gómez, Gwen Stefani y el siempre polémico y enfant terrible Justin Bieber.
Las diferencias no son radicales, pero el tinte inyectado por Michaels y Tranter hacen ver a estas estrellas más similares a su público que a esa realidad abstraída que parecen habitar.
Si bien la carrera del joven canadiense lleva sus buenos años, uno no deja de preguntarse cuando aparecerá el nuevo ídolo que lo opaque y le quite la corona ficticia de rey del pop. También, nos preguntamos hasta cuando seguirá este ciclo de la música pop. Así es en la política, en el fútbol y en el pop, nunca podrás imaginar cuando y de dónde vendrá el golpe que te hará caer.


Continuará …

Monday, January 4, 2016

Lo que escucho mientras leo


Nuevo año, nuevos deseos. Vamos de camino al segundo aniversario de este espacio virtual.
Quiero agradecerles por seguir leyendo y por acompañarme en este camino… ¡Vamos por más!


Lo que escucho mientras leo
Mi lista de reproducción Sci Fi


Los recuerdos funcionan como anclas. Firmes armatostes que recobran vida cuando vemos antiguas grabaciones de video y que nos recuerdan, como silentes tótems erigidos en el fondo del mar, aquellos momentos que definieron nuestras vidas.


En el año del ´39 vino una nave desde el azul. Así repiten los versos de ´39, una singular canción interpretada en la voz de Brian May, que fue editada en A Night at the Opera de Queen. El estilo sugiere influencias del género country y la letra evoca la segunda guerra mundial.


Punto a parte de índole personal.
A partir de mi adolescencia, la canción de Queen pasó a formar parte de la banda sonora de mis lecturas de Crónicas Marcianas y de Las Doradas Manzanas del Sol de Ray Bradbury. Ignoré por mucho tiempo, felizmente, que aquellas letras no eran futuristas, sino de un pasado lejano temporal y geográficamente al mío. No me importó mucho en ese momento (y ahora tampoco) y así inauguré el disco eterno y nunca terminado de las canciones que escucho mientras leo. Cada título de este set list refleja un momento de mi vida y recuerda las lecturas que fui sumando a mi lista.
Leí mucha ciencia ficción. Primero Rowling, después Bradbury y Le Guin, seguí con el profesor Tolkien, y siempre a la par, un sinfín de títulos del género manga.  Mi lista eterna acompañó la lectura y las relecturas de Sandman de Neil Gaiman, The Watchmen y todo lo que consiguiera de Alan Moore, y así hasta el día de hoy.


No todas las canciones, ni todas las bandas encajan en los extraños y arbitrarios requisitos de la banda sonora Sci Fi. En el caso de ´39, la canción primigenia, lo que evocaba era una atmósfera country muy cercana al universo planteado por Bradbury. La experiencia suponía poner play y transportarse a los campos marcianos.
Dancing with the Moonlight Knight, de Genesis es otra canción sempiterna de lista junto a muchos de los discos del experimento de Arjen Lucassen, Ayreon.          
Ayreon  y Lucassen merecen un apartado en el asunto. Éste es un proyecto de música con temática de ciencia ficción. El hombre ha perdido la tierra y se ha diseminado por el espacio, siempre ansiando volver a la tierra prometida. ¿Les suena? Este postulado es aplicado a un proyecto con decenas de colaboraciones del rubro del Heavy Metal y aledaños, dando como fruto uno de los proyectos más creativos del ámbito del Heavy Metal y todos sus sub géneros.
La lista la completan algunas canciones de Power Metal, como Hunting High and Low de Stratovarius, o FullMoon de Sonata Arctica (algo así como one hit wonders del género del Metal). Y por último, bandas como Faun, Omnia y Blackmore´s Night que pertenecen al universo de la música folk (las dos primeras pertenecen al folk historicista como me gusta nombrarlas).


Supongo que cada persona tendrá su propia banda sonora, y hay que reconocer que no todos los libros pueden ser leídos con la misma música, o incluso, con música alguna.       
Luego, también podremos hablar de las teorías de Nikolaus Harnoncourt y de Daniel Barenboim, que con mucha razón postulan que hay que devolver la experiencia de la escucha musical al lugar de importancia que tenía en el pasado. La música es un arte que merece una concentración detallada por parte de quien escucha. No debería resumirse la función de la música a arte de acompañamiento.
Sin tomar cartas en el asunto, me permito terminar diciendo que escuchar ´39 mientras se lee a Ray Bradbury o a Philip K. Dick es la experiencia más cercana que he tenido a escuchar la radio mientras se conduce un jeep sobre la carretera de Marte.



Licencia de Creative Commons
Este obra está bajo una licencia de Creative Commons Reconocimiento-NoComercial-CompartirIgual 4.0 Internacional.