Thursday, January 25, 2018

La Vida Sexual de los Directores de Orquesta

A continuación, ofrezco una traducción personal del texto de Norman Lebrecht que alude a la situación actual, y muy particular y típica, de la dirección orquestal.
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La Vida Sexual de los Directores de Orquesta


Una vez conocí a un gran director que afirmaba nunca haberse subido a un avión con destino a una nueva orquesta, sin llevar un frasco de vaselina en su bolsillo. Sólo por si tenía suerte (cosa que sucedía a menudo).

Los directores de orquesta son aves migratorias que vuelan donde sus agentes les señalan, yendo de una cama de hotel a la siguiente. No hay escasez de nuevos y jóvenes elementos en el plantel de una orquesta y sobran fans que en el backstage están a la espera de obtener un susurro que indique el número de una habitación de hotel.

El sexo es uno de los beneficios de la dirección. La mayoría de las veces, es consensuado. Cierto maestro de mediana edad, era capaz de leer poesía durante largas horas en la noche a una joven mujer antes de comenzar con la embestida. Con el correr de los años, ha habido un par de quejas sobre el comportamiento de este maestro. 
Las técnicas de seducción varían. Un director de ópera que conozco realiza contacto visual durante el primer ensayo con los integrantes jóvenes del coro, uno por uno, hasta que alguien devuelve la mirada.

Inevitablemente, en un ambiente tan gregario como la ópera, todos saben de la situación. Siempre se sabe. Se sabía que la secretaria de Willhelm Furtwängler llevaría una mujer a su camarín antes de un concierto. Se sabía de la actitud promiscuo de Georg Solti en el Covent Garden (él me lo contó en persona). Se sabía que cierto maestro italiano era libre de hacer lo que quisiera con sus manos, que Leonard Bernstein prefería jovencitos, y que un maestro de la música antigua era un mariposón.

También se sabía que había ciertos directores con lo que no había que estar solos dentro de una habitación. Se advertía a los internos sobre ello, no siempre a tiempo. El caso más serio que conocí fue el de una solista que estaba alcanzado los veinte años que fue llamada al camarín del director en una de las salas más prestigiosas de Europa, una hora antes del concierto para discutir ciertos pasajes de la partitura. Ella volvió llorando desconsoladamente un rato después. Había sido violada, y aún tenía que salir a escena, interpretar un concierto, y hacer una reverencia junto a su violador. Traté de persuadirla para que lo contase en público, pero ella (entendiblemente) quiso seguir con su vida, y probablemente sigue un poco asustada de que el hombre que la violó, después de todos estos años, todavía pueda dañar su carrera. Muchos músicos interinos la vieron salir del camarín (sala verde). Nadie confrontó al agresor

El sexo está supuesto dentro de la prerrogativa de un director. Nunca es un acto de amor, es una sencilla y explícita expresión de poder. El trato es: te acostás con el maestro, o nunca volverás a trabajar. 

Y la amenaza es muy real. Una soprano francesa, Anne Sophie Schmidt, ha admitido recientemente que, después de rechazar los avances persistentes del director suizo Charles Dutoit a mediados de los 90´, sus compromisos en la agenda fueron escaseando el siguiente año. Ella está convencida de que el director la mandó a la lista negra.

Dutoit, de 81 años, fue suspendido de todos sus cargos como director el mes pasado debido a múltiples alegaciones de acoso sexual, con fecha desde 1980 hasta la década pasada. Los incidentes, cuyas acusantes alegan que tuvieron lugar en toda clase de sitios incluidos el camarín de Dutoit, un ascensor de hotel, un auto, incluyen varios casos donde el director forzó a las intérpretes. En un caso, él “insertó” su lengua dentro de la garganta de una cantante. Él negó todos los reportes, consultó con sus abogados y trata de limpiar su nombre. Sus orquestas actuales han prometido llevar investigaciones independientes.

Cualquiera sea el resultado de estas investigaciones, nadie duda de que un director del rango de Dutoit – actual director musical en las Filarmónicas de Montreal, Philadelphia y la Real Orquesta Filarmónica de Londres – tiene autoridad casi suprema.

Para dar un ejemplo inofensivo, en 1990, Dutoir colocó a su novia, Chantal Julliet (luego su cuarta esposa), como concertino de la Orquesta Sinfónica de Montreal. Tales ascensos están en la gaveta de los regalos que puede realizar un director. 

Mucho más impregnante es el poder del silencio. Un administrador de EEUU me contactó recientemente para informarme que, mientras él era un veinteañero trabajando como asistente en el MET, el director musical con más años de servicio en la casa, James Levine, se acercó a él y le coló la mano dentro de sus pantalones. El joven le indicó que él no estaba interesado. A partir de ese día, el joven asistente fue excluido de toda actividad musical en el edificio. Nadie, dice él, quería tener nada que ver consigo, debido a que Levine, o la gente de su entorno, lo había señalado como persona non grata. Como en un equipo de liga donde el entrenador te manda al banquillo, lo único que llegaron a comunicarle fue “no eres lo suficientemente bueno”. En este caso, la víctima excluida al ostracismo, tuvo la valentía como para seguir adelante y realizar su carrera muy lejos del enloquecedor Met.

Levine fue suspendido de su cargo como director del Met el mes pasado, acusado de molestar jóvenes en Chicago, Boston y Nueva York, todas acusaciones que él niega. Las alegaciones pueden no estar probadas en una corte, y puede que nunca se resuelvan. Lo que es innegable, de todas formas, es que nadie en el Met que haya rechazado una avanzada de Levine durante sus 41 años como director tuviese futuro dentro del lugar.

Los abusos de poder no son al azar ni accidentales. Constituyen una rutina en el ámbito musical como lo son en la Rusia de Putin, donde toda la autoridad fluye hacia un pequeño hombre con un pequeño palo. Es raro que esa autoridad sea desafiada, y aún más raro, que la o el desafiante sobrevivan.

La música clásica lleva su negocio detrás de una pantalla de secretos, mentiras y eufemismos. Un maestro nunca se ausenta, solo se encuentra “indispuesto”. Ningún maestro llega a ser despedido, se lo convierte en Emérito.

La verdad llega enterrada dentro de un estercolero de pedantería La verdadera razón de la reciente salida de uno de los intérpretes de este país no será explicada en público, aunque sea bien sabida detrás de escena. El código de silencio en la música clásica es tan severo como la omertá siciliana. Habla y eres carne muerta.

Como el escritor que expuso El Mito del Maestro, un libro escrito hace un cuarto de siglo, estoy trabajando para que las víctimas de abusos sexuales tengan ahora el coraje para romper el tabú del silencio. Pero la negación no ha terminado. Montreal, inexplicablemente, no ha comenzado ninguna investigación y el Met ha dejado en claro que nunca publicará sus resultados. Sin un comité de transparencia, la veracidad de estos abusos será incierta. En el 2000, cuando James Levine fue nombre director musical de la Orquesta del Festival Verbier, donde los instrumentistas promediaban los 16 años, le pregunté al fundador del festival, Martin Engstroem, si era consciente del riesgo que estaba tomando. Me aseguró de que habían tomado precauciones especiales para que nada sucediese. Cuando las acusaciones contra Levine salieron a luz el mes pasado, Engstroem se mostró “sorprendido y angustiado por estas acusaciones”. El sucesor de Levine en Verbier, no es otro que el mismísimo Dutoit. Engstroem se llevará una nueva sorpresa. 

Ahora, dejémos en claro que muchos directores llevan vidas ejemplares y aburridas, sus cabezas están llena de ideas musicales y cambios de elenco. Algunos son escoltados por esposas observadoras e invasivas. Entre los más lascivos maestros, es bien sabido que muchos de ellos son generosos y tiernos. Solti siempre fue comprensivo ante los casos de injusticia en cualquier institución donde trabajase, y apoyaba docenas de casos de mala suerte. Nadie nunca lo acusó de tomar ventaja sobre una mujer, mas de lo que han hecho con Mick Jagger o Roy Jenkins. Conozco cantantes que le han dicho que no a Solti y que continuaron trabajando felizmente con él a traves de los años. No todos los maestros cargosos son abusivos.

En el presente, hay dos directores musicales de primer línea, que utilizan su espacio de trabajo como un sillón de casting sin ser acusados de nada por ello. Deberían ser más cuidadosos en el futuro, pero la compulsión no disminuirá debido a que la causa está profundamente arraigada en la psiquis del maestro.

Un gigante del podio de la época pre-Viagra me contó que decidió retirarse de la dirección luego de perder su virilidad. Sin el impulso sexual, él nunca podría encarar una orquesta. La relación batuta-pene es más poderosa de lo que muchos maestros están preparados a admitir. Para que esto cambie, necesitamos ver más mujeres en el podio. Una vez que la balanza del género cambie, el sexo será menos que un problema.


FUENTE: 
https://www.spectator.co.uk/2018/01/the-sex-lives-of-conductors/