Saturday, June 20, 2015

Teatro Total

“¿Quieren el teatro total?”
Así comenzaba Mauricio Kagel una conferencia dictada en los Cursos Internacionales de Música Contemporánea de Darmstadt, Alemania, un lugar que ha sabido ser el epicentro de la discusión sobre la composición contemporánea del siglo XX.

Kagel marcó una amplia diferenciación entre el teatro total y la ópera, tratando de ampliar el género en busca de nuevos espacios y lenguajes, hacia los costados inexplorados por sus antecesores.
Momento paradójico vivimos ahora en el siglo XXI, lejos de la concepción teatral de Kagel, pero donde la ópera busca reavivar inquietudes en el público y sus gestores tratan bien, de alejarla a los nuevos públicos o bien, de acercarla, en carácter formativo y pluralista.

Fue reciente la noticia en ElPaís, donde remarcaban la exitosa temporada vivida por Broadway, meca del musical (o calle de oro del teatro), acaso un hermano “menor”,  y que goza de más popularidad y salud hoy en día, que la ópera. La sorpresa radica en el hecho de que, mientras las grandes casas de ópera se ven obligadas a difundir sin tregua sus programaciones, a realizar puestas en escenas atractivas para públicos que no están familiarizados con el género, y en muchos casos, con la mala economía de la que goza un género de alto grado de costos. Midiendo en términos capitalistas, el musical es un éxito y la ópera un fracaso, en base a sus ingresos y su rédito económico. Así se podría decir que la ópera es un fracaso y el musical, un suceso.

Tanto el teatro musical, como la ópera o la comedia musical, pertenecen al  género teatral y poseen tanto música como escena en sus características, pero no son exactamente lo mismo. O en todo caso, sus públicos no son los mismos.


Podemos observar diferentes gestiones, y diferentes esfuerzos en la escena operística de la Argentina. La actual temporada del Teatro Argentino se anima a buscar nuevos públicos para un género que en anteriores años no ha podido captar la atención suficiente como para llenar su sala. La pregunta en este caso sería si errores de antiguas gestiones obligan a replantear la organización de un ente estatal, que funciona en base a los impuestos de toda una provincia. El Teatro Colón, trabaja en otra vereda, acaso más tradicional. Entradas a valores altos con mayor recepción del público en los títulos “tradicionales” y sala a medio llenar en los títulos que suponen una novedad. El parámetro cambia, cuando se habla de logro artístico o de logro económico. La ópera, tanto como el arte en sí, en términos políticos, resulta más una incógnita que una respuesta.


Por lo pronto, la pregunta de Mauricio Kagel sigue vigente, y como decía Fígaro, en la célebre ópera que Mozart y Da Ponte supieron moldear “Para terminar felizmente y a la usanza teatral, una escena matrimonial,  ahora haremos seguir”.
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