Wednesday, February 17, 2016

Momento breve #1

Transcribo un diálogo.

- ¡No se les ocurra usar una voz de narrador en su trabajo!
¡No se atrevan! ¡Es una manera débil, chapucera, de escribir! Cualquier idiota puede narrar los pensamientos de un personaje.
Bueno. Una hora para comer.

Quien habla es el personaje de Robert McKee, representado por Brian Cox en la película Adaptation, en español también conocida como El Ladrón de Orquídeas.
El guión fue concebido por Charlie Kaufman, responsable de otros hitos como ¿Quién Quiere Ser John Malkovich?
Adaptation juega constantemente con un tópico, la adaptación de una novela a guión cinematográfico, y todos los problemas que ello conlleva, tanto de la manera literaria como dentro del proceso de producción de una película, y cómo, a partir del encargo a un guionista para que adapte un libro, éste se encuentra en varios aprietos de índole intelectual e incluso moral. Kaufmann genera una solución brillante al embrollo y se coloca a él mismo y a un falso hermano, ambos interpretados por Nicolas Cage, como participantes del relato. Es decir, Kaufman rompe la barrera entre lo real y la ficción e incluso, logra que el público participe como testigo del proceso de creación de un guionista.

Sigo con la transcripción.

- ¡No puedes tener un protagonista sin deseo! ¡No tiene sentido!
¡Ningún sentido en lo absoluto! ¿Me entiendes? Bueno. ¿Alguien más?
- ¿Qué tal si un escritor desea crear una historia donde no pasa mucho? Donde la gente no cambia ni tiene revelaciones. Luchan, se frustran y no se resuelve nada. Más como en el mundo real.
- ¿El mundo real?
- Sí, señor.
- El condenado mundo real.
Antes que nada, escribe un guión sin conflicto ni crisis y tu público se morirá de aburrimiento.
Segundo, ¿no pasa nada en el mundo? ¿Estás completamente loco?
Hay asesinatos todos los días. Hay genocidio, guerra, corrupción. Todos los días, en algún lado alguien sacrifica su vida para salvar a otro.
¡Todos los días alguien decide, conscientemente destruir a alguien más!
¡La gente encuentra amor y lo pierde! ¡Un niño ve cómo matan a su mamá a golpes entrando a una iglesia! ¡Alguien tiene hambre! ¡Alguien traiciona a su mejor amigo por una mujer!
¡Si no puedes encontrar esas cosas en la vida,  entonces, amigo, no sabes un demonio de la vida!
¿Y por qué me haces perder mis dos horas preciosas con tu película?
¡No me interesa en lo absoluto! ¡No me interesa en lo más mínimo!
 
Entonces ¿Qué diría este personaje satirizado de Robert McKee sobre las obras de Inio Asano? Las obras de este mangaka japonés se basan en su mayoría en ese condenado mundo real al que se refería con tanto desprecio el personaje de McKee, con personajes que tienen pocas motivaciones y que son constantemente aplastados por la mediocridad del mundo que los rodea. Solanin, la obra maestra de este autor demuestra muchas veces como se puede innovar de manera sencilla un género que parecía agotado a la saciedad, y a la vez, dar cátedra.
Kaufman y McKee son por supuesto, personas verídicas. El primero, ha sido galardonado con un premio Óscar por su trabajo en El Eterno Resplandor de una Mente Sin Recuerdos, y el segundo es un reputado profesor y guionista que ha formado a generaciones de guionistas de todo el globo. De hecho, fue el propio McKee quien recomendó al actor que lo representaría en la gran pantalla.



Esta ha sido una pequeña escala para recomendar las obras de estos dos autores, Kaufman y Asano. Ambos, inspirados por las menudencias de la vida, los detalles mínimos, aquellos que a las industrias mediáticas, casi como una exclusión adrede. Una breve parada antes de seguir con aquellos temas que ocupan mi tiempo y que darán nuevas y extensas entradas en el futuro.
De camino también estará el aniversario del blog.        

Será hasta la próxima.
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