Friday, May 20, 2016

Laberinto Visual

Me interesan los signos, las referencias, los cruces de caminos fortuitos.          

Dos ejemplos. La serie Mr. Robot, que se ha llevado las luces por su brillante primer temporada.
Allí, al final del camino, en un cierre que deja muchas más preguntas que certezas, aparecen dos referencias, como queriendo establecer una bibliografía, un pacto secreto entre los realizadores y la audiencia.
Allí está la versión para piano de Where is my Mind, de The Pixies. Dicha canción oficia de túnel de gusano, conectando la trama de Mr. Robot con las andanzas de Tyler Durden y su afán por destruir el orden social. Tanto Mr. Robot como The Fight Club (El Club de la Pelea) poseen un protagonista con problemas psiquiátricos y con afán de dinamitar los endebles pilones que sostienen el capitalismo (no cuento más sobre la trama, por respeto a quienes no han visto y quieran ver la serie).

Otro túnel. El Vals de la Segunda Suite Jazz de Shostakovich, en un arreglo para sintetizadores. La fórmula es clara: una pieza utilizada por Stanley Kubrick en una de sus películas (Eyes Wide Shut) y el tratamiento compositivo de Wendy Carlos, al estilo que usó en A Clockwork Orange.
Allí también hay una referencia literaria, muy breve, que puede resultar un producto de la casualidad, pero hoy más que nunca, las palabras que Jorge Luis Borges volcase en la construcción de sus múltiples laberintos de conocimiento; si un hombre lo ha planeado, puedo descifrar este enigma.

La primer temporada de Mr. Robot es breve, posee con actuaciones memorables, y cuenta con la envidiable libertad de permitirse una dirección de arte osada, con planos y secuencias que no refuerzan la formalidad tradicional del formato de las series, y que invitan a la reflexión.
De más está recomendarla.





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