Saturday, January 23, 2016

Los Años Dorados I

Las formulas se agotan rápidamente. El mundo nunca se sintió tan viejo ni tan vertiginoso con cada nueva respiración. Por eso, conservar el estatus de una figura actual, alguien que siempre se muestra fresco y renovado puede parecer una utopía. Más, si a lo que nos referimos es a las altas esferas del pop comercial internacional.

Cada nuevo año que pasa los ídolos del pop mediático mutan, cambian, se remplazan entre ellos a la manera de una carrera de postas. Aunque ellos no lo quieran, envejecen y con ellos su popularidad tambalea. Aunque todos así lo quisiesen, David Bowie y muy pocos artistas han podido conservar su título según el pasar de los años.

Si vemos los años en perspectiva tampoco notaremos muchos cambios de estilo ya que el género no resiste un examen detallado desde el análisis musical. Lo que sí cambia es la estética de los videos, las reivindicaciones de las letras (qué sector marginado será representado por algunos) y como siempre, abundarán las canciones de amor y desamor. Mejor sólo que mal acompañado, pero mejor que sobre y que no falte el nuevo maquille.
Aquí hay que hacer una distinción, y aclarar que no toda música pop es preocupante por su reiteratividad y hay muchos artistas que apuestan a la creatividad y a la innovación dentro del género. Pero este no es el caso de la música pop del más alto estatus comercial, esa que en invade los espacios públicos, que nos acompaña a casa en los transportes públicos y que escuchamos cuando estamos comprando en los supermercados, por solo mencionar algunos ejemplos.

El 2015 y el actual 2016 la atención mediática quedó signada por la salida de dos álbumes, los nuevos materiales de Justin Bieber y de Adele.
Es en el ídolo canadiense donde se registra una tendencia, la de interpretar canciones realizadas por otras agrupaciones de artistas, a la manera de un encargo. Así suele suceder en el ámbito de la música clásica donde los solistas más aclamados de cada momento suelen encargar composiciones originales para su instrumento a los compositores en boga.
En el ámbito pop estaba establecido este rol en la figura del productor. Muchos de ellos se encargan de escribir, o arreglar los bocetos de las canciones que luego saldrán en los discos de los artistas.
No es este el caso de Justin Tranter y Julia Michaels. Ellos han establecido una nueva pauta, donde su rol como creadores es visible y no ocultado por la industria (no vaya a ser que la etiqueta del Cantante Pop decaiga en Intérprete Pop). Tranter, quién posee su propia banda ha establecido una sociedad artística con Michaels y juntos han sabido renovar el repertorio de Selena Gómez, Gwen Stefani y el siempre polémico y enfant terrible Justin Bieber.
Las diferencias no son radicales, pero el tinte inyectado por Michaels y Tranter hacen ver a estas estrellas más similares a su público que a esa realidad abstraída que parecen habitar.
Si bien la carrera del joven canadiense lleva sus buenos años, uno no deja de preguntarse cuando aparecerá el nuevo ídolo que lo opaque y le quite la corona ficticia de rey del pop. También, nos preguntamos hasta cuando seguirá este ciclo de la música pop. Así es en la política, en el fútbol y en el pop, nunca podrás imaginar cuando y de dónde vendrá el golpe que te hará caer.


Continuará …

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