¿De qué hablamos cuando nos
referimos a la estética de una serie de televisión? ¿Y a qué nos referimos
cuando hablamos de puesta en escena o la dirección de arte?
La dirección de arte es un
aspecto muy importante dentro de la realización audiovisual, y muchas veces,
donde encontramos los descuidos o las discordancias es en la utilización de la
música dentro de una serie o una película. Nos referimos a puesta en escena, no
sólo a la disposición de los elementos dentro del cuadro, sino también a la
elección del vestuario, locaciones, mueblería, y un montón más de detalles que
ayudan a crear el universo simbólico de cada serie o película. Todos esos
aspectos deben estar en concordancia y trabajar juntos, para reforzar el mismo
significado y ayudar a la construcción e identificación de los personajes y de
la trama.
Utilicemos tres series
diferentes que han ocupado mi atención
en estos últimos meses. Me refiero a Game of Thrones, Utopia y Vikings,
respectivamente. Sus argumentos son distintos, y sus estilos y estéticas, mucho más. Las tres tienen
rasgos en común y públicos muy diferentes, pero se pueden comparar entre sí,
gracias a la música y su utilización para crear dentro de una historia
ficticia, un universo de sentido propio.
Game of Thrones es una serie
que hoy en día causa furor. Tal vez sea el título que más fanáticos moviliza en
la actualidad alrededor del globo, y es lo que más sorprende, ya que se trata
de una serie de género fantástico, pero claramente, con muchos rasgos del
medioevo propio.
Una cruza de historias
fantásticas, con alto contenido de traición, engaño y maldad, Game of Thrones (GOT)
funciona en base a lo peor de los instintos humanos. Hemos analizado la
utilización de la música en esta serie, pero podemos ampliar un poco más aquí,
y es que, justamente GOT es el ejemplo que más paradojas posee. Acaso nos
sorprende el nivel de crueldad y las sorpresas reservadas dentro del argumento,
porque los personajes y sus contextos remiten a distintos períodos de la
historia de la humanidad.
Cuando nos referimos a la
música de GOT, no podemos referirnos al folclore de algún país o zona
geográfica en particular, ni tampoco a ciertos instrumentos. La utilización de
la música pocas veces ha servido aquí, para reforzar una identidad propia del
universo fantástico creado por George R. R. Martin, sino que solamente, ha
podido acompañar las imágenes de forma pobre, y a veces, sin sentido. La
desventaja de GOT es justamente esa, su universo está tan vinculado a la
historia real, que no puede terminar de forjar su identidad, su folclore, su
propia cultura. Todo nos sabe entonces, a versión libre de la historia de la
humanidad.
En Vikings, una serie situada
en personajes históricos, la música brinda un contexto situacional, refuerza la
cultura de los personajes y sus costumbres. No escuchamos instrumentos
modernos, si no, bandas que tratan de ejecutar el folclore tradicional de las
zonas escandinavas. Aquí, es un logro de la producción, la participación de
bandas europeas especializadas en los estilos antiguos del llamado, folclore
pagano (pagan folk), como Wardruna.
Lo que la mayoría de la
audiencia celebra en Vikings es la dosis justa de historicismo y de riqueza
argumental. La serie tiene un propósito concreto, documentar y recrear a un
pueblo y su época, pero también debe entretener a su audiencia, y engañarla de
vez en cuando. Por supuesto, los escritores de la serie deben poder ingeniarse
y guardar algunos golpes de efecto, ya que el destino de la serie y sus
personajes se encuentra a dos clicks de distancia por medio de cualquier
enciclopedia web.
Colores fluo, efectos
psicodélicos y una estética de supermercado de pesadilla, en Utopia, el futuro
es el presente y ya no presenta una visita al pasado, si no, a un futuro muy
próximo, que espera a la vuelta de la esquina.
La dirección de arte en Utopia
no tiene el propósito de pasar desapercibida, como aquellos detalles listos
para ser notados por el espectador más ducho y atento. En Utopia, la serie es
la dirección de arte, y está al servicio de transmitir una sensación de
falsedad y de plástico, de futuro probeta. Una estética tecno que se impregna
en la ropa, los muebles, los autos y todo a su alrededor. La música aquí,
cumple un rol fundamental, ya que las composiciones realizadas por Cristóbal
Tapia de Veer, acompañan y refuerzan esa misma estética fluo e incandescente. Los
sonidos sintetizados dejan paso a voces procesadas, órganos y diferentes tipos
de texturas que juegan en base a diferentes motivos musicales que vuelven según
los personajes y a situaciones específicas que se muestran en pantalla.
En Utopia todo forma parte de
un mismo molde, uno que debiese ser roto, pero que nadie puede transgredir. Una
sensación de incomodidad y rechazo invade a la audiencia constantemente. Los
sonidos aturden, los colores encandecen y la moral se retuerce al plantear
sucesivamente los dilemas morales que nadie quiere sacar a colación.
Las tres series ponen al
espectador en una ardid diferente. Vikings y Game of Thrones corren con la
ventaja de que el espectador puede tomar distancia de ellas, ya que funcionan
en la fantasía y en un historia que ya quedó en los libros. Utopia, en cambio,
presenta problemas que aquejan a parte del mundo hoy, y que si no fuese por su
estética tan llamativa, debería poder tomarse más en serio.
El contenido simbólico de
estas series varía y no se presenta del
mismo modo en todas. Vemos de a poco, que cada aspecto ayuda a reforzar o a difuminar el contenido
tratado, como si todo lo que se muestra y se pone en escena tuviese una
contraindicación. Lo que no percatan y controlan los realizadores, será un
escape y un hueco dentro del contenido del resultado final.
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