Tuesday, March 11, 2014

Nadie es perfecto, cantaba Miley

¡Atención! El siguiente post puede contener videos de dudoso gusto.

Gracias a las recomendaciones de un amigo llegué a la ola Mainstream de los Vine´s. Estos simpáticos videos se cargan a través de una plataforma online para teléfonos celulares y consisten en subir pequeños videos (de exactamente seis segundos de duración) que tengan cierto grado de comicidad, de un humor más accesible, y menos morboso que su hermano mayor, los fails.

Más allá de haber pasado tiempo riéndome frente a la pantalla de la ocurrencia de la gente que sube sus bromas hilarantes a internet, lo que más me llamó la atención fue la cantidad de vines que parodiaban la canción Wrecking Ball de la ex astro adolescente, Miley Cirus (http://youtu.be/My2FRPA3Gf8).


Si fuera solo por mérito de Miley, no estaríamos hablando de ella. Estamos hablando sobre ella gracias a la reacción del público online con respecto a sus videos (http://youtu.be/btpDUIPAlxc). Sí, ese mismo público que parodia sus videos subiéndose a una masa de concreto desnudos. Si el público se ve estúpido y decadente, es porque Miley se ve más. Si el público pisa sobre barro, Miley se sumerge en el pantano. Y si todo resulta una broma, una parodia, una mímesis, pues así lo resulta la industria que cobija a estos astros.

Si dedicamos media hora a seguir la actividad online de Miley, podemos presenciar claramente la supuesta metamorfosis que sufrió esta ex teen idol marca Disney. Literalmente, videos al estilo Ricky Martin en su época Menudo, o Luis Miguel con La Chica del Bikini Azul eran la marca que pregonaba Miley (http://youtu.be/t93u0qg5q_M). Probablemente por decisiones de la discográfica o de algún manager iluminado, la imagen de la otrora Hannah Montana mudó a la chica supuestamente juzgada por la sociedad, que quiere ser aceptada por como es, por vivir al borde de los límites de la sociedad. En fin, el mismo cuentito popidol en decadencia que sigue en vigencia década tras década. Lo loco de esta historia, es que marginada o aceptada, la idol siempre usa menos ropa de la que debería.

Si estiramos un poco la mirada, claramente nos damos cuenta de que el público de la popidol no es el mismo que el que la parodia por medio de videos ridículos (acaso habrá una década en el medio). Hay quienes dicen que no existe la mala publicidad. Por lo pronto, los videos de Miley y todas sus parodias se han convertido en virales y día a día suman miles de seguidores devotos.

El ejemplo de Miley no es único. Podemos repetir la búsqueda con Cristina Aguilera, Britney Spears, Shakira, y quién sabe, tal vez en algún momento veamos a Taylor Swift virando violentamente hacia el cambio de imagen con tal de comprarse algunos años más en la pasarela.
Cada vez que las chicas blondas, esbeltas, populares, se salen del foco de los medios, abandonadas por haber perdido el carácter de novedad que solían tener, desplazadas por una nueva cara bonita, la industria se ve obligada a lavar la cara de los antiguos ídolos y salir en busca de ese otro público el cuál habían dejado de lado con el proyecto original. Como una resucitada ídola pagana, nuestra querida Miley pregonara por los raros, los marginales, y le gritará al medio que la vio nacer, que ella no necesita seguir ninguna moda, que ella se hace a su medida y no importa si a quienes la rodean le choca su nueva postura casi filosófica.
En sus nuevos videos, podemos ver a una chica que antes supiese maquillarse como dictan las revistas del corazón, pero que ahora ostenta un look desteñido, sin importarle si se corta los dedos en un acto de rebeldía (o si sus fans no hacen caso al cartel de “No intentar en casa” http://youtu.be/aH2jJdBkGgs) o si se muere ahogada en una pileta luego de varios hechos de  “reprobable moral”.

“Nueva imagen” o no, lo que no sorprende es que el pop de Miley siga siendo el mismo. Los estribillos sencillos siguen estando nada más que donde antes había una banda sesionista, hoy hay un dj encargado de componer un pista pegajosa. Lo que el ojo ve, cambia, pero lo que oído escucha, no.


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