¡Atención! El siguiente post puede contener videos de dudoso
gusto.
Gracias a las recomendaciones de un amigo llegué a la ola
Mainstream de los Vine´s. Estos simpáticos
videos se cargan a través de una plataforma online para teléfonos celulares y
consisten en subir pequeños videos (de exactamente seis segundos de duración)
que tengan cierto grado de comicidad, de un humor más accesible, y menos
morboso que su hermano mayor, los fails.
Más allá de haber pasado tiempo riéndome frente a la
pantalla de la ocurrencia de la gente que sube sus bromas hilarantes a
internet, lo que más me llamó la atención fue la cantidad de vines que parodiaban la canción Wrecking Ball de la ex astro
adolescente, Miley Cirus (http://youtu.be/My2FRPA3Gf8).
Si fuera solo por mérito de Miley, no estaríamos hablando
de ella. Estamos hablando sobre ella gracias a la reacción del público online
con respecto a sus videos (http://youtu.be/btpDUIPAlxc). Sí, ese mismo público
que parodia sus videos subiéndose a una masa de concreto desnudos. Si el
público se ve estúpido y decadente, es porque Miley se ve más. Si el público
pisa sobre barro, Miley se sumerge en el pantano. Y si todo resulta una broma,
una parodia, una mímesis, pues así lo resulta la industria que cobija a estos
astros.
Si dedicamos media hora a seguir la actividad online de Miley, podemos presenciar claramente la supuesta metamorfosis que sufrió esta ex teen idol marca Disney. Literalmente, videos al estilo Ricky Martin en su época Menudo, o Luis Miguel con La Chica del Bikini Azul eran la marca que pregonaba Miley (http://youtu.be/t93u0qg5q_M). Probablemente por decisiones de la discográfica o de algún manager iluminado, la imagen de la otrora Hannah Montana mudó a la chica supuestamente juzgada por la sociedad, que quiere ser aceptada por como es, por vivir al borde de los límites de la sociedad. En fin, el mismo cuentito popidol en decadencia que sigue en vigencia década tras década. Lo loco de esta historia, es que marginada o aceptada, la idol siempre usa menos ropa de la que debería.
Si dedicamos media hora a seguir la actividad online de Miley, podemos presenciar claramente la supuesta metamorfosis que sufrió esta ex teen idol marca Disney. Literalmente, videos al estilo Ricky Martin en su época Menudo, o Luis Miguel con La Chica del Bikini Azul eran la marca que pregonaba Miley (http://youtu.be/t93u0qg5q_M). Probablemente por decisiones de la discográfica o de algún manager iluminado, la imagen de la otrora Hannah Montana mudó a la chica supuestamente juzgada por la sociedad, que quiere ser aceptada por como es, por vivir al borde de los límites de la sociedad. En fin, el mismo cuentito popidol en decadencia que sigue en vigencia década tras década. Lo loco de esta historia, es que marginada o aceptada, la idol siempre usa menos ropa de la que debería.
Si estiramos un poco la mirada, claramente nos damos
cuenta de que el público de la popidol
no es el mismo que el que la parodia por medio de videos ridículos (acaso habrá
una década en el medio). Hay quienes dicen que no existe la mala publicidad.
Por lo pronto, los videos de Miley y todas sus parodias se han convertido en
virales y día a día suman miles de seguidores devotos.
El ejemplo de Miley no es único. Podemos repetir la
búsqueda con Cristina Aguilera, Britney Spears, Shakira, y quién sabe, tal vez
en algún momento veamos a Taylor Swift virando violentamente hacia el cambio de
imagen con tal de comprarse algunos años más en la pasarela.
Cada vez que las chicas blondas, esbeltas, populares, se
salen del foco de los medios, abandonadas por haber perdido el carácter de
novedad que solían tener, desplazadas por una nueva cara bonita, la industria se
ve obligada a lavar la cara de los antiguos ídolos y salir en busca de ese otro
público el cuál habían dejado de lado con el proyecto original. Como una
resucitada ídola pagana, nuestra querida Miley pregonara por los raros, los
marginales, y le gritará al medio que la vio nacer, que ella no necesita seguir
ninguna moda, que ella se hace a su medida y no importa si a quienes la rodean
le choca su nueva postura casi filosófica.
En sus nuevos videos, podemos ver a una chica que antes
supiese maquillarse como dictan las revistas del corazón, pero que ahora
ostenta un look desteñido, sin importarle si se corta los dedos en un acto de
rebeldía (o si sus fans no hacen caso al cartel de “No intentar en casa” http://youtu.be/aH2jJdBkGgs)
o si se muere ahogada en una pileta luego de varios hechos de “reprobable moral”.
“Nueva imagen” o no, lo que no sorprende es que el pop de Miley siga siendo el mismo. Los estribillos sencillos siguen estando nada más que donde antes había una banda sesionista, hoy hay un dj encargado de componer un pista pegajosa. Lo que el ojo ve, cambia, pero lo que oído escucha, no.
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