Leyendo un libro de anécdotas sobre la vida de diferentes
compositores, escrito por Fernando Argenta, me encuentro con algunos datos
sobre la vida privada de Wolfgang Amadeus Mozart.
En correspondencia con su prima, el compositor austríaco
deja entrever un humor bastante particular y de lo más insólito. Sin ánimo de
transcribir aquí el contenido de dicha carta, me abocaré estrictamente a escribir
sobre lo que es importante para este blog.
Mozart dejó como legado un inmenso catálogo de obras, las
cuales nos llegaron fieles en gran parte, cosa que no ocurrió, por ejemplo, con
la obra de J.S. Bach. Podemos encontrar sinfonías, conciertos para cualquier tipo
de instrumento (piano, corno, fagot, oboe, clarinete, etc.), divertimentos, una
veintena de óperas y mucho, mucho más. Un costado un poco ignorado de su
colección de obras es la producción de diversos canon. Estas divertidas composiciones, las cuales se pueden
interpretar como un juego y también como
un ejercicio pedagógico.
La palabra Canon proviene del griego, y significa regla o modelo. A simple vista, el canon es una melodía que sirve para cantar en grupo. Todos los que cantan aprenden la melodía y luego se dividen en grupos (en dos, tres o cuatro partes, dependiendo del ejemplo) para comenzar a cantar comenzando la melodía en diferentes momentos. Si todo sale medianamente bien, el resultado es la conformación de una obra que no solo posee melodía, si no también, armonía. El canon forma parte de la tradición folclórica de diversas zonas del mundo y se ha utilizado como pasatiempo. Un ejemplo conocido es Fray Santiago (o Frere Jacques). Muchos compositores se han interesado por el género y han logrado ingeniosas y divertidas variantes.
En el caso de Mozart, ha legado divertidos ejemplos de
esta práctica. Un ejemplo escatológico sería Bona Nox K.561 (http://youtu.be/pVG2VDc6rD8), donde la letra dice: “Bona
Nox, eres un verdadero buey, buona notte
querida Lotte, bonne Nuit ¡Sí, sí
pfuí pfuí! Good night lejos hay que
andar. Buenas noches, cágate en la cama y que suene, buenas noches, duerme
bien, y eleva el culo hasta la boca”. Un juego de palabras e idiomas
interesante, si bien, algún que otro significado no es exacto debido a los
modismos vieneses de fin del siglo XVIII.
Masónico y católico, Wolfgang nunca se alejó de la
tradición cristiana de occidente y compuso un gran número de misas, oratorios, motetes
y de más. Este perfil de Mozart, devoto y sumiso ante la organización divina
contrasta directamente con su imagen más mundana y jovial. Sobran rumores y
chismes sobre cuando la muerte tocaba las puertas del compositor, en medio de
suspiros y últimos alientos, Mozart componía desfalleciente su último opus, el
Requiem, la misa para los difuntos pensando que era la mismísima parca la que
venía a por él.
En un registro reciente podemos escuchar la
interpretación de Claudio Abbado, recientemente fallecido, con una magistral
demostración de profundidad espiritual. Al final de dicho concierto, podemos
contemplar un intervalo de total silencio de más de un minuto de duración.
Gracias a un buen registro audiovisual, podemos experimentar la actitud del director
frente a tal escena. Como dice Daniel Barenboim, el sonido puede surgir del
silencio, para efectivamente, retornar a él. En este caso, el silencio sería la
nada, y el sonido sería la vida mortal. La vida surge de la nada para volver al
silencio (http://youtu.be/0_kTC2YU98k).
Alegorías sobre este tema sobran, pero lo único seguro es que la interpretación de tan magistral obra es, mínimo, sublime (todo esto es solo una cara de la moneda, porque del otro lado podemos decir que lo íntimo, sagrado y profundo del momento no se transmite por un medio masivo como lo es internet o el gigante multimedial de YouTube perteneciente a Google, dicho sea de paso).
Alegorías sobre este tema sobran, pero lo único seguro es que la interpretación de tan magistral obra es, mínimo, sublime (todo esto es solo una cara de la moneda, porque del otro lado podemos decir que lo íntimo, sagrado y profundo del momento no se transmite por un medio masivo como lo es internet o el gigante multimedial de YouTube perteneciente a Google, dicho sea de paso).
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