Tuesday, October 21, 2014

Pequeña nota

El sábado 27 de septiembre tuve el gusto de ser entrevistado en el programa de Radio Universidad, Radiofotos.
Marcos Clavellino, el conductor del programa me había propuesto elegir una fotografía que significara algo para mí, para que pudiese llevarla y explicarla al aire.
Esto fue lo que salió.    

Momento del desenlace final de Evangelion, serie de animación japonesa, insignia de los noventa y del comienzo de mi adolescencia. Tal como lo explico en la entrevista, este fotograma resume brevemente varios de los dilemas que se plantean en la serie.


Elegí esta imagen porque traduce la fragilidad que muchas veces sentimos las personas que nos dedicamos al arte. Sincerarse, conectarse, establecer un vínculo emocional, son pocas de las muchas cosas que hay que hacer para conformar una obra de arte.
Es de materia obligada en las entrevistas a directores reconocidos, que se pregunte acerca de las “características” que se necesita para ser un director bueno. Como siempre, la respuesta puede chocar con la vieja concepción del virtuosismo o del talento innato. Otras veces, también decepcionantes, las respuestas se condicen con el dominio de tal o cuál instrumento.
En mi propia y personal percepción, además de los atributos y habilidades que se deben adquirir y estudiar para ser un músico profesional, el director debe ser sincero. No una sinceridad franca de la retórica, si no, una sensatez que permita ser transparente como el agua, para que la música fluya. El director debe ser esa persona que logra anteponer las necesidades de los otros y canalizarlas por el bien común, por el resultado sonoro. El director es el responsable de aunar una visión, de que un enorme número de personas conciban una misma imagen, concreten un mismo objetivo.
El director de orquesta es el político, pero sin la hipocresía, es realmente, el guía, el líder. Aquella persona que cuando ha logrado su cometido, puede dar un paso al costado, agradecer el esfuerzo y dejar el reconocimiento para sus colegas, los cuáles han materializado por unos instantes, el instrumento deseado.
Paradójicamente, esta profesión está repleta de personajes egocéntricos que parecen sacados de alguna saga novelesca. Claramente, la dirección puede resultar un arma de doble filo. Puede ser el camino elegido para aquellas personas que necesitaban armar su propio circo de ego entronizado, o para aquellas personas que saben que la verdad última se encuentra en el momento efímero que dura un fortísimo y que se diluye como un dulce sabor de la frambuesa fuera de temporada. 
Licencia de Creative Commons
Este obra está bajo una licencia de Creative Commons Reconocimiento-NoComercial-CompartirIgual 4.0 Internacional.

No comments:

Post a Comment