Transcribo un diálogo.
- ¡No se les ocurra usar una voz de narrador en su trabajo!
¡No se atrevan! ¡Es una manera débil, chapucera, de escribir! Cualquier
idiota puede narrar los pensamientos de un personaje.
Bueno. Una hora para comer.
Quien habla es el personaje de
Robert McKee, representado por Brian Cox en la película Adaptation, en español también conocida como El Ladrón de Orquídeas.
El guión fue concebido por
Charlie Kaufman, responsable de otros hitos como ¿Quién Quiere Ser John Malkovich?
Adaptation juega constantemente con un tópico, la adaptación de una
novela a guión cinematográfico, y todos los problemas que ello conlleva, tanto
de la manera literaria como dentro del proceso de producción de una película, y
cómo, a partir del encargo a un guionista para que adapte un libro, éste se
encuentra en varios aprietos de índole intelectual e incluso moral. Kaufmann
genera una solución brillante al embrollo y se coloca a él mismo y a un falso
hermano, ambos interpretados por Nicolas Cage, como participantes del relato.
Es decir, Kaufman rompe la barrera entre lo real y la ficción e incluso, logra
que el público participe como testigo del proceso de creación de un guionista.
Sigo con la transcripción.
- ¡No puedes tener
un protagonista sin deseo! ¡No tiene sentido!
¡Ningún sentido en
lo absoluto! ¿Me entiendes? Bueno. ¿Alguien más?
- ¿Qué tal si un
escritor desea crear una historia donde no pasa mucho? Donde la gente no cambia
ni tiene revelaciones. Luchan, se frustran y no se resuelve nada. Más como en
el mundo real.
- ¿El mundo real?
- Sí, señor.
- El condenado
mundo real.
Antes que nada,
escribe un guión sin conflicto ni crisis y tu público se morirá de
aburrimiento.
Segundo, ¿no pasa
nada en el mundo? ¿Estás completamente loco?
Hay asesinatos
todos los días. Hay genocidio, guerra, corrupción. Todos los días, en algún
lado alguien sacrifica su vida para salvar a otro.
¡La gente encuentra
amor y lo pierde! ¡Un niño ve cómo matan a su mamá a golpes entrando a una
iglesia! ¡Alguien tiene hambre! ¡Alguien traiciona a su mejor amigo por una mujer!
¡Si no puedes
encontrar esas cosas en la vida, entonces,
amigo, no sabes un demonio de la vida!
¿Y por qué me haces
perder mis dos horas preciosas con tu película?
¡No me interesa en
lo absoluto! ¡No me interesa en lo más mínimo!
Entonces ¿Qué diría este
personaje satirizado de Robert McKee sobre las obras de Inio Asano? Las obras
de este mangaka japonés se basan en
su mayoría en ese condenado mundo real al
que se refería con tanto desprecio el personaje de McKee, con personajes que
tienen pocas motivaciones y que son constantemente aplastados por la
mediocridad del mundo que los rodea. Solanin,
la obra maestra de este autor demuestra muchas veces como se puede innovar de
manera sencilla un género que parecía agotado a la saciedad, y a la vez, dar
cátedra.
Kaufman y McKee son por
supuesto, personas verídicas. El primero, ha sido galardonado con un premio
Óscar por su trabajo en El Eterno
Resplandor de una Mente Sin Recuerdos, y el segundo es un reputado profesor
y guionista que ha formado a generaciones de guionistas de todo el globo. De
hecho, fue el propio McKee quien recomendó al actor que lo representaría en la
gran pantalla.
Esta ha sido una pequeña
escala para recomendar las obras de estos dos autores, Kaufman y Asano. Ambos,
inspirados por las menudencias de la vida, los detalles mínimos, aquellos que a
las industrias mediáticas, casi como una exclusión adrede. Una breve parada
antes de seguir con aquellos temas que ocupan mi tiempo y que darán nuevas y
extensas entradas en el futuro.
De camino también estará el aniversario del blog.
De camino también estará el aniversario del blog.
Será hasta la próxima.
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