Luego de varias vueltas,
terminé viendo casi por azar Eroica,
una película producida por la BBC que muestra la primera interpretación de la
tercera sinfonía de Ludwig van Beethoven.
Si existiese una máquina de tiempo ¿qué momento histórico sería digno de observar en carne y hueso? Ciertamente, este momento tan particular de la historia de la música, sería digno de ver en persona. Las reacciones de los contemporáneos de Beethoven pudieron distar mucho de las reacciones que, por ejemplo, tendría hoy en día, un público que nunca antes escuchó en concierto esta sinfonía ¿Quién sabe? Probablemente haya chances de que las reacciones fuesen muy similares. Ése será tema para otra ocasión.
La sinfonía Eroica, primero conocida como Bonaparte, significó la consolidación
del estilo propio de Beethoven. El gran cambio que trajo esta obra fue el
desarrollo de la forma, la cual es mucho más extensa en duración que sus
predecesoras, las genialidades armónicas y dificultades de las partes individuales
de cada instrumento, y por último, la exploración y uso radical de la
articulación. Éste puede ser uno de los factores que logran diferenciar a
Beethoven de sus coterráneos, su uso, extravagante para la época, de la
articulación y su incidencia en el timbre orquestal, logrando combinaciones
insólitas.
Pasando por arriba el análisis
estrictamente musical, vayamos a la película; a la otra Eroica. Momentos antes de reanudar la segunda y última parte de la
velada, vemos la escena donde Beethoven habla en privado con Josephine y le
confiesa a ésta, sus planes futuros como pareja.
Bien es sabido que el músico
de Bonn nunca tuvo buena suerte con las mujeres, y esta escena demarca un
fracaso más en su vida amorosa. El dueto trágico entre Josephine y Beethoven es
interrumpido por el aprendiz de éste. La segunda parte proseguiría en
instantes, y será con el Scherzo, una
broma musical. Y como es digno en Beethoven, una broma pesada, y casi de mal
gusto.
La orquesta comienza mientras
Beethoven aún sigue en la sala apartado junto a Josephine. Aquí escuchamos y
vemos a la vez un retrato del compositor. Es su carácter lo que se escucha, sus
sentimientos, su rabia y frustración, pero también su ingenio y dedicación. El Scherzo resulta una mala broma para
Beethoven y para la audiencia. Para él, por la incomprensión y por la
frustración de lo que no lograría ser jamás, un aristócrata; y para ellos, la
imposibilidad de comprender el nuevo estilo musical que se estaba gestando ante
ellos.
Lo que resulta más interesante
es la doble exposición de los sentimientos del protagonista. Allí está él, sólo,
frente a su amada, la cual no corresponde a sus sentimientos. Como un eco
distante, suena su música, su genialidad, su esencia más profunda. El Beethoven
completo, sincero, tiene entrada aquí en la obra, quien se ve y se escucha, es
él mismo. Afuera, espera la sociedad, la negación y la privación de las
emociones sinceras. Los esperan las barreras, la imposibilidad de pertenecer a
algo que les está vedado socialmente.
La película Eroíca supone una fiel reconstrucción de los hechos, y aporta
además, una interpretación creativa con instrumentos de época. Si bien, la
película se encuentra en terreno intermedio entre documental y película, puede
ser de ayuda a la hora de entrar en el estudio de la vida de Ludwig van
Beethoven.
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