Me interesan los signos, las
referencias, los cruces de caminos fortuitos.
Dos ejemplos. La serie Mr. Robot, que se ha llevado las luces por su brillante primer temporada.
Allí, al final del camino, en un cierre que deja muchas más preguntas que certezas, aparecen dos referencias, como queriendo establecer una bibliografía, un pacto secreto entre los realizadores y la audiencia.
Dos ejemplos. La serie Mr. Robot, que se ha llevado las luces por su brillante primer temporada.
Allí, al final del camino, en un cierre que deja muchas más preguntas que certezas, aparecen dos referencias, como queriendo establecer una bibliografía, un pacto secreto entre los realizadores y la audiencia.

Otro túnel. El Vals de la Segunda Suite
Jazz de Shostakovich, en un arreglo para sintetizadores. La fórmula es clara:
una pieza utilizada por Stanley Kubrick en una de sus películas (Eyes Wide Shut)
y el tratamiento compositivo de Wendy Carlos, al estilo que usó en A Clockwork Orange.
Allí también hay una referencia
literaria, muy breve, que puede resultar un producto de la casualidad, pero hoy más que
nunca, las palabras que Jorge Luis Borges volcase en la construcción de sus múltiples
laberintos de conocimiento; si un hombre lo ha planeado, puedo descifrar este enigma.
La primer temporada de Mr. Robot es breve, posee con actuaciones memorables, y cuenta con la envidiable libertad de permitirse
una dirección de arte osada, con planos y secuencias que no refuerzan la
formalidad tradicional del formato de las series, y que invitan a la reflexión.
De más está recomendarla.

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