Hay veces que uno se encuentra
frente a la computadora, y en un ataque sorpresivo de inspiración y voluntad
comienza a escribir extensas líneas sobre algún tópico u otro. A veces también,
se comienza a escribir una historia sin saber bien donde se terminará. ¿Qué
será esta vez? ¿un cuento?¿un guion? Mejor dejar que la incertidumbre nos gane
este pulso.
En el rubro del blog se
convive constantemente con la disyuntiva de cómo encarar el diálogo interior,
ese que nos lleva a comunicar y transmitir ideas que luego interpretarán los
lectores. ¿Debo quebrar la cuarta pared y hablar sin tapujos a los personajes
digitales que se encuentran del otro lado?
De manera cobarde, no me
atrevo a zanjar el asunto (con una leve esperanza de poder dejar abierta una
ventana para un nuevo post) y continúo.

Navegando en twitter, entre
comentarios y memes mordaces sobre la conformación de gobierno de España, me
encuentro con este agudo artículo de Barbijaputa. Para quienes no la conocen, esta
adalid anónima siempre encara aquellos temas que son ignorados conscientemente
por gran parte del mundo periodístico, los objetos de consumo de las masas y su
relación inmediata con las cuestiones de género que tanto aquejan a este
vetusto mundo, y también, el constante bombardeo de símbolos representativos de
la cultura patriarcal, que hoy en día comienza a ser rebatida y cuestionada,
pero sin que exista una gran resistencia por gran parte de la población a
hablar del tema o siquiera reconocerlo.
Siguiendo la línea del
anterior artículo, podemos adentrarnos en el mundo de las letras y la música de
las canciones que habitan en los grandes medios.
Aldo Narejo, músico y
psicólogo, encontró una forma muy accesible para sacar a la luz el contenido,
no sólo lírico si no musical, de las canciones más famosas del circuito
comercial de la música. Es interesante percatarse de que un mensaje tan
semánticamente sencillo, puede ser pasado por alto por la mayoría de los
oyentes. No he visto nunca a nadie levantarse en un colectivo y pedirle al
chofer que cambie de radio porque el contenido de una canción de los 40 principales
contenga material ofensivo.


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